ExConvento de San Agustin
252 na, otorgada por Dios al hombre, para descubrir su creación. La cabeza cubierta (figura 55), viene de la tradición judeo-cristiana, en la que únicamente a las doncellas se les permitía presentarse en público sin velo, pues una vez casadas o consagradas a Dios, se tenían que cubrir. 136 La idea de la polarización de los contrarios, no sólo se advierte en el sexo de los hermes, sino también en la edad; hombres viejos se ubican en las esquinas del claustro, mientras que los jóvenes ocupan el centro de cada lado de éste, flanqueados por una figura femenina vieja y otra joven, estas figuras simbolizan el devenir del tiempo y su caducidad (figuras 59 y 61). El tiempo humano es finito y el tiempo divino, infinito, o mejor dicho es la negación del tiempo, lo limitado; por lo que el primero es el siglo y el otro, la eternidad. 137 La expresión de los rostros y las bocas en posición parlante (figura 55), hacen suponer que se buscó expresar estados anímicos y senti- mientos, a través de las figuras que aparentan comunicarse entre sí. La palabra definida como “la fuerza capaz de construir, animar, ordenar y elevar es igualmente capaz de destruir, matar, trastornar y abatir; la boca destruye tan de prisa como edifica sus castillos de palabras”. 138 A juzgar por sus gestos, no todos amables, unos expresan ira; otros, dureza o indiferencia; algunos, sensualidad (figura 54), ironía o burla. La idea de animar y caracterizar a los hermes se fundamenta en lo que San Agustín reproduce en La ciudad de Dios , extractado del Evangelio “no queráis gloriaros y no queráis hablar palabras vanas y soberbias, ni salgan arrogancias de vuestras bocas, porque Dios es el Señor de las ciencias, y nadie sabe lo que Él sabe, porque el que juzga que es algo, siendo nada, él mismo se alucina y engaña”. 139 Interpretación del claustro bajo Todo lo anterior hace pensar que el programa ornamental del claustro bajo representa a la sociedad civil o del siglo (finito) y a su vivir mun- estar Social, Gobierno del Estado de Querétaro, 1989, Colección Documentos, 14, p. 60). 136 Manuel Trens, María: Iconografía de la Virgen en el arte español , Madrid, Plus Ultra, 1946, p. 627. 137 Jean Chevalier y Alain Gheerbrant, op. cit ., p. 991. 138 Ibid ., p. 193. 139 San Agustín, La ciudad de Dios , op. cit ., xvii , 4, p. 399.
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