ExConvento de San Agustin

258 Los hermes cariátide gárgola Simbólicamente la cabeza implica el raciocinio y el tórax, donde se aloja el corazón, la sensibilidad (figura 71) . Es decir, la parte refinada; lo intelectual y sensible del hombre, contrapuestos a lo natural y or- gánico representado por las hojas de la parte inferior. Lo vegetal es símbolo de la unidad fundamental de la vida, es considerado por mu- chas civilizaciones como el paso de lo botánico a lo animal, de lo humano a lo divino y al revés. El tramo geométrico de la parte inferior, por contener espirales encontradas, quizá tenga un doble significado, involución y evolución, representa el nacimiento y la muerte, o la muerte iniciática y el renacimiento en un ser transformado. 157 Puede simbolizar la potencialidad espiritual del hombre. Estos polos resaltan a su vez una doble naturaleza, corporal o material y espiritual. De nuevo en el claustro y tomando en cuenta lo anterior, es posible que los hermes de las esquinas, por encontrarse cubiertos con más hojas, indican que aún están en proceso de encontrar el equilibrio espiritual, a diferencia de los demás que ya lo lograron, por lo que portan menos elementos vegetales en su cintura. En cuanto al aspecto jovial de los hermes, se dice que la juventud está relacionada con los mitos de la “edad de oro”, que simboliza la vida en la inocencia, en la ignorancia de la muerte y de toda proble- mática, en el “centro” anterior al tiempo, o en lo que dentro de la esfera existencial resulta más similar al paraíso. 158 Los hombros, los brazos y las manos, según el pseudo Dionisio Areopagita, representan el poder de hacer, obrar y operar. En la liturgia cristiana, los brazos levantados, significan la imploración de la gracia, que viene desde lo alto, y la apertura del alma a los beneficios divinos. 159 Ahora bien, las posiciones determinadas de los dedos de las manos de los hermes (figuras 73,75,79) expresan un signo específico, que comunica un concepto o mensaje. Dos son las posiciones de los dedos; una muestra el pulgar flexionado sobre la palma de la mano y los cua- tro dedos restantes erectos, y la otra, pulgar e índice tocan sus extremos, 157 Jean Chevalier y Alain Gheerbrant, op. cit ., pp. 480, 481. 158 Juan Eduardo Cirlot, op. cit ., p. 180. 159 Jean Chevalier y Alain Gheerbrant, op. cit ., p. 198.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA0OTIx