ExConvento de San Agustin

266 por las figuras zoomorfas, practicando las virtudes cardinales para as- pirar a alcanzar la perfección espiritual. Dicha superación se advierte en las hojas con nervaduras de diamantes y perlas. Para que en la co- munidad reine la unidad, la caridad y la paz, se sugiere la colectividad por la guirnalda que se enreda y ata los brazos de los hermes. Además, como ejemplo a seguir, tienen a los santos y beatos virtuosos de la orden, representados en los nichos, para que, como ellos, todo el pue- blo de Dios —representado por los cuarenta pequeños rostros en los capiteles— pueda llegar a alcanzar la gracia y tener la esperanza de la vida eterna, al final de los tiempos. Cada eje del claustro del “edificio místico”, prefiguración del Pa- raíso celestial, está fortificado y coronado por la auténtica vocación apostólica, representada por los pináculos. San Agustín resume en un pensamiento el concepto que conforma iconográficamente el claustro diciendo: “Llénase el mundo como un campo del olor y fragancia del nombre de Cristo, su bendición es el rocío del cielo, esto es, de la lluvia y riego de la palabra divina, y de la abundancia y fertilidad de la tierra, esto es, de la congregación de las gentes y naciones, suya es la riqueza del trigo y del vino, esto es, la muchedumbre que va juntando y recogiendo el trigo y el vino en el adorable Sacramento de su Santísimo Cuerpo y Sangre; él es a quien sirven las gentes, a quien adoran los príncipes”. 192 Programa iconográfico e iconológico Éste se inicia en la iglesia, donde el apostolado es ejemplo a seguir para los religiosos agustinos; ellos, como los apóstoles se ven llamados a proclamar la palabra de Dios y están dispuestos a entregar la misma vida por amor a Él. En la sacristía se les recuerda el voto que hicieron y los lazos que los unen a la comunidad. La portada del vano de la antesacristía que daba acceso al claustro, continúa en éste con la fuente al centro del patio, marcando el espacio simbólico; se concen- tra en los hermes humanizados y dialogantes que simbolizan la vida 192 San Agustín, La ciudad de Dios , op. cit ., xvi , 37, p. 389.

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