ExConvento de San Agustin
272 soldados, mil ciento cincuenta y ocho pesos, dos reales y medio, además de pagarse la manutención de un soldado de las filas realistas. Debido a los cuantiosos gastos que tenía el convento fue necesaria la venta de la hacienda de Callejas al teniente retirado don Manuel Sa- maniego, por la que se recibieron mil ochocientos pesos, libres de alca- bala. 2 No obstante, con el advenimiento del nuevo siglo, periódicamen- te se hicieron trabajos de remozamiento del convento y de la iglesia. 3 En 1802 se compusieron las celosías del claustro, se techó de nuevo la celda prioral, a la reja se le puso “palo nuevo”, se arregló el cementerio que estaba sumamente maltratado. En los dormitorios y en la escalera se colocaron faroles de vidrio, se techó de nuevo el portal del conven- to, que se había caído, se puso un contramarco nuevo a la puerta del baño, 4 se reparó la bóveda y la pieza del aguamanil que se raspó, se blanqueó y se pintó de “colores finos”. Se “hizo un remiendo muy preciso en la torre”, y en el campanario se puso una viga nueva de encino para la campana mayor. En el solar se construyó una nueva caballeriza que tenía nueve varas de largo y se le dio corriente a las aguas de los corrales. En noviembre se hizo una alcantarilla nueva, que caía en una pileta que estaba en el interior del aguamanil, 5 para que hubiera agua corriente permanentemente. Para 1806 se había adaptado una pieza como cochera, se colocaron vidrieras en dos ventanas de la celda prioral, se techó de nuevo el corredor, que amenazaba ruina; se levantaron tres pilares de cal y canto y dos más, en el anterefectorio, donde también se encontraba el cuarto en el que se almacenaba la carne de carnero. Se “acuñaron” 2 Ibid ., f. 75, y Nicolás Navarrete, Historia de la provincia agustiniana , op. cit ., t. 1, p. 80, nota 9, escrituras, núm. 7, en que consta que cedieron los agustinos el terreno para la Alameda en esta forma: la mitad como donación a la ciudad y la otra mitad vendida en un mil doscientos pesos. 3 Carlos Sigüenza y Góngora, Glorias de Querétaro , op. cit ., p. 55. En 1803 el clérigo José María Zelaa e Hidalgo hace una retrospectiva histórica del convento, y estima que es uno de los mejores que “ilustran” la ciudad. Su obra fue fuente de documentación para mu- chos historiadores del siglo xix , incluso del xx . 4 asaq , Libro de Memorias, op. cit ., fs. 65v, 66. 5 Ibid ., noviembre de 1851.
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA0OTIx